Ignacia Tejada un icono de la exquisitez manzanillera

Ignacia Tejada

Al iniciar un nuevo año y pasar los dias de asueto, es bueno traer a colación una persona que fue ejemplo de trabajo, para varias generaciones es sinónimo de calidad al evocar los productos elaborados por las manos de esta humilde mujer, desgustados tanto por los niños como por los adultos, sanadora de imnumerables resacas a los amante de empinar el codo. El recordarla, a 15 años de su fallecimiento, es recrear una hermosa estampa de una mañana de domingo en Manzanillo, es pasar por debajo de los palos a limpiar los zapatos con Juan Bo, jugar un billete o quiniela donde Erito, ver las oferta de los "baratillos" que colocaban frente a la Mellisita y continuar sigilosamente a donde Doña Ignacia a disfrutar de la sopa más sabrosa que había en los alrededores, del pan de batata, su famoso dulce de coco o talvez una torta de maiz, cualquiera que fuese el producto era un manjar. Madre de Daniel, Jovanny, Miñiña, Miñiño, Puchucho y Yellé esta laboriosa mujer merece ser recordada como un icono de la exquisitez manzanillera.